Entrevista a Toon Mondelaers (Bruselas, 6 de mayo 2017)

Rafael Pedemonte

Entrevista, edición y notas: Rafael Pedemonte

Castellano:

Toon Mondelaers es un activista político belga. Enviado por los jesuitas a Chile a finales de 1964, Mondelaers se convierte en un testigo privilegiado de la situación política chilena durante los gobiernos de Eduardo Frei Montalva (1964-1970) y Salvador Allende (1970-1973) hasta octubre 1973, cuando es expulsado del país por los militares golpistas dirigidos por el General Augusto Pinochet. En su paso por Chile, Mondelaers se radicaliza ideológicamente y termina por asumir una participación en el Movimiento de Izquierda Revolucionario (MIR), así como en Cristianos por el Socialismo, una organización fundada en Santiago en 1971 inspirada en la Teología de la Liberación y que se hallaba en búsqueda de una síntesis entre marxismo y cristianismo.

Nederlands:

Toon Mondelaers is een Belgische activist die eind 1964 naar Chile werd gestuurd door de Jezuïeten. Mondelaers werd er algauw ooggetuige van de politieke gebeurtenissen onder het bewind van Eduardo Frei Montalva (1964-1970) en Salvador Allende (1970-1973). In oktober 1973, kort na de staatsgreep door Augusto Pinochet, werd hij het land uitgezet. Tijdens zijn verblijf in Chile werd Mondelaers steeds meer politiek geëngageerd, totdat hij eindeindelijk lid werd van de Beweging van Revolutionair Links. Hij was ook lid van de Christenen voor het Socialisme, een nieuwe beweging die pas in 1971 was opgericht in Santiago onder invloed van de Bevrijdingstheologie. Deze Theologie van de Bevrijding was een poging om het Marxisme aan het Christendom te verbinden in één politieke strijd tegen sociale onrechtvaardigheid.

English:

Toon Mondelaers is a Belgian activist who was sent to Chile by the Jesuits by the end of 1964. Mondelaers soon became a privileged witness of the country’s political events during the governments of Eduardo Frei Montalva (1964-1970) and Salvador Allende (1970-1973), until October 1973, when he was expelled from Chile shortly after Augusto Pinochet’s coup d’état. During his stay in Chile, Mondelaers tended to become politically more radical and eventually joined the Revolutionary Left Movement (MIR). He was also a member of Christians for Socialism, a nascent organization founded in Santiago in 1971 under the influence of Liberation Theology that attempted to merge Marxism and Christianity into a single doctrine.

Français :

Toon Mondelaers est un activiste politique belge. Envoyé au Chili par les jésuites à la fin 1964, Mondelaers devient un témoin privilégié de la situation politique du Chili durant les gouvernements d’Eduardo Frei Montalva (1964-1970) et de Salvador Allende (1970-1973), jusqu’en octobre 1973, quand il est expulsé du pays par les militaires putschistes dirigés par le Général Augusto Pinochet. Au cours de son séjour au Chili, Mondelaers se radicalise idéologiquement et finit par assumer un rôle au sein du Mouvement de Gauche Révolutionnaire (MIR), ainsi que dans les rangs des Chrétiens pour le Socialisme, une organisation fondée à Santiago en 1971 sous l’inspiration de la Théologie de la Libération et qui se propose de créer une synthèse entre marxisme et christianisme.

 

Rafael Pedemonte (R.P.): ¿Usted estuvo entre los fundadores de Cristianos por el Socialismo[1]?

Toon Mondelaers (T.M.): Entre los primeros fundadores, no. Pero muy temprano, yo me metí en el movimiento Cristianos por el Socialismo… Era una cuestión de curas y monjas… como diciendo: “este proceso es un buen proceso para la gente pobre de este país, la gente pobre avanza”.

R.P.: ¿Cuándo llego usted a Chile?

T.M.: Yo me ordené en 1962-63 y a fines de 64 me fui a Chile… Fui en barco, ahí estuve en el Colegio de los Jesuitas festejando el año nuevo, y después muy al inicio de 1965, fui a Chile.

R.P.: ¿Conoció en ese momento a un belga que dicen fue muy influyente en el Gobierno de Eduardo Frei Montalva[2], Roger Vekemans[3]?

T.M.: Claro que sí.

R.P.: ¿Cómo era su relación con él? Dicen que fue muy influyente en la doctrina del Gobierno de la Democracia Cristiana.        

T.M.: Súper. Él vino siempre a Bélgica a buscar plata, y muchísima plata para que Frei fuera elegido, para apoyar la batalla de Frei en la elecciones. Era ferozmente democratacristiano.

R.P.: ¿Quién le daba todo ese dinero?

T.M.: Aquí, la provincia de los Jesuitas…

R.P.: ¿La realeza?... Porque el Rey Balduino fue a Chile.

T.M.: Sí, y yo ofrecí misa para el Rey Balduino, en la región carbonera, en Coronel… En ese momento, el Papa hizo un llamado a todos los sacerdotes para que se fueran a Latinoamérica, y en eso fue que yo partí a Chile.

R.P.: ¿Qué organismo lo envió?

T.M.: Los jesuitas me dejaron ir digamos, y a Chile sobre todo porque estaba Vekemans, otro flamenco, ya éramos dos, por decirlo así.

R.P.: ¿Había otro grupo de belgas que lo acompañaba o estaba relativamente solo en esa “aventura”?

T.M.: Vekemans tenía mucho contacto con los otros belgas que había, porque había una organización, El Colegio Latinoamericano, aquí en Lovaina, donde mi mujer estudió el castellano… Ahí trabajaban para toda América Latina, pero los belgas que a través de ese colegio estaban en Chile trabajando… se encontraban una vez al año. Yo fui un par de veces, pero Vekemans nunca fue, estaba muy encima.

R.P.: ¿Cuándo empieza usted a radicalizarse políticamente? ¿Con Allende o un poco antes?

T.M.: Antes. Mira, lo que yo me acuerdo es que yo me fui a Chile como un jesuita que había estudiado aquí, es decir, un jesuita que ha estudiado mucho, pero que de política no tiene idea. Ahora yo digo que en ese entonces yo era de derecha, porque los jesuitas son de derecha, sin darse cuenta digamos… En filosofía nos ensenaron “cinco argumentos para combatir el comunismo”, etc.… De Marx, yo no sabía nada más que los pensamientos falsos. […] Yo había escrito al provincial de los jesuitas en Chile: “Por favor, busquen un curso sobre marxismo que yo pueda seguir”. Entonces yo fui a ese curso, y después de un par de meses me dije: “¡Es lo mismo que a mí me ensenaron en Lovaina pero en castellano!”. Me fastidié de esa cuestión y me retiré. En cierto momento, uno de los curas en la población Padre Hurtado[4]… me dijo, “mira Antonio, tú estás estudiando el castellano aquí, y hablas bastante bien, tú tienes que conocer la provincia chilena”… Yo seguí su consejo y me fui a Concepción[5]… Ahí me dijeron: “Estamos buscando aquí un asesor del cura Pedro Azócar de los Sagrados Corazones, era cura párroco…

Yo estaba hace un par de meses en Chile estudiando la lengua… debe haber sido en 1966.    

R.P.: ¿Cómo empieza entonces ese proceso de radicalización? ¿Toma contacto con gente de partidos políticos?

T.M.: Yo fui víctima de mis alumnos. Yo era un jesuita formado, y cuando llegué a la universidad y estuve ahí un par de meses, yo escribía cartas aquí a la familia en Bélgica. En una de las primeras cartas yo escribí: “Estoy trabajando como cura en una universidad masónica, y los masones están en contra del cristianismo y nosotros queremos salvar a los alumnos de la masonería para que permanezcan cristianos”. Para eso existía la parroquia universitaria… Es durante el Gobierno de Allende que nosotros nos metimos en el Movimiento de Izquierda Revolucionario (MIR)[6].

R.P.: ¿Usted militó en el MIR?

T.M.: Al final, sí. Yo estaba en la Parroquia Universitaria [de la Universidad de Concepción]; todos mis alumnos estaban estudiando alguna carrera en la universidad y venían a la parroquia… Mis alumnos y yo teníamos un cierto sentir social, por ejemplo, los estudiantes de medicina crearon un centro médico donde iban los alumnos… Yo apoyaba a todos esos movimientos y, poco a poco, sobre todo durante el periodo de Allende, la gente comenzó a meterse en el Movimiento de Acción Popular Unitaria (MAPU)[7] y en el MIR…

R.P.: Y como militantes del MIR, ¿eran también críticos de la política de Allende? 

T.M.: Menos. El MIR era crítico, pero colaboró mucho con Allende, diciéndole continuamente: “mira, te están preparando un golpe ahí, y ahí”… Durante todo este periodo, yo estuve bajo la influencia de mis alumnos. Con mis alumnos, yo iba, por ejemplo, a la Comunidad CAO: era un grupo de estudiantes que convivían en una casa y querían hacer comunidad cristiana… Esas fueron las acciones que a mí me influenciaron… Yo tenía más y más simpatía por el MIR… Los dirigentes del MIR vinieron a mi oficina para decirme: “Antonio, te invitamos”.

R.P.: ¿Quiénes eran?

T.M.: Batista Van Schouwen[8] y otro… El encargado del mundo cristiano [del MIR]… procuró que nosotros formáramos una célula, con un cura metodista, un cura del episcopado, y yo como jesuita. Y lo hicimos… Nos metimos más y más.

R.P.: Hay gente que dice que el MIR era un movimiento completamente ateo.

T.M.: Sí, claro… el MIR era así al principio. Pero, poco a poco, nosotros decíamos: “Esta gente es gente súper valiosa”… Julián Bastías, estudiante de economía, creo, era uno de los dirigentes mayores en el MIR, y en cierto momento él tuvo que elegir entre el mundo del trabajo de base o un trabajo arriba, y él quiso trabajar en la base, entonces en cierto momento me viene a decir: “Antonio, yo quiero irme al campo”… Fuimos al centro que trabajaba, junto con los cistercienses, con los mapuches en la Araucanía… En ese entonces yo todavía no era del MIR, pero a causa de esta gente yo me convencí más y más, porque Julián era un tipo extraordinario. Además, era un hombre totalmente dedicado a la causa, con un desprendimiento de sí mismo, y una entrega total, y Julián tenía como “pega”[9] ver si el MIR podía empezar una guerrilla en la región. En cierto momento, me dijo Julián: “Cura, tú tienes auto… ¿Por qué no vamos juntos?”. “Vamos juntos, Julián”. Y fui con él, por los caminos de Chile, más y más hacia la cordillera.

R.P.: ¿Eso quiere decir que el MIR tenía armas?

T.M.: El MIR estaba dudando entre la lucha armada o la lucha al interior del sistema. Yo me acuerdo que después de seis años en Chile, yo me vine a Bélgica de vacaciones, por un par de meses, y me pidieron que llevara un revólver de la FN Herstal… Yo no me atreví.

R.P.: Eso quiere decir que no tenían muchas armas entonces…

T.M.: No, no. En cierto momento, la gente del MIR me dijo: “Antonio, queremos hacer un asalto a un banco. ¿Podemos utilizar tu garaje?”. Todo lejos de la mentalidad cristiana, digamos. Entonces, yo dije, como eran mis alumnos, que sí.

R.P.: El estereotipo que existe del MIR es que era un movimiento armado, pero… no existen antecedentes generales que muestren que tenían una organización armamentística sólida, sino habrían resistido más después del golpe.

T.M.: Era un movimiento, eso lo supe después, que estaba dudando si trabajar de una manera diferente de la lucha armada, pero había al mismo tiempo un ala del MIR que optaba por la lucha armada y la preparación para la lucha armada, por eso me pidieron el revólver… Mis alumnos de todos modos escondieron algo en mi garaje. Yo me acuerdo el día del golpe, a las 8:30 de la mañana, dos alumnos… vinieron a mi pieza: “Antonio, pon la radio porque parece que hay algo”. Me dijeron: “Quema todo lo que es literatura de izquierda para que no te pillen, y dame la llave de tu garaje”… Con mi camioneta nos fuimos por el puente, en el puente hay un control de los milicos… y el soldado al llegar a la camioneta:

-“Ah, usted es Cura?”.

-“Sí”.

-“Pase nomás caballero”.

Había escondido [en la camioneta] toda la munición que había en mi garaje.

R.P.: ¿Usted no sabía que había municiones en su garaje?

T.M.: Y al día siguiente hay un anuncio en La Crónica, una pequeña mención: “El Cura Párroco de la Parroquia Universitaria transportó armas”… El dirigente del MIR en Concepción se dio cuenta que no teníamos ni la menor posibilidad de hacer algo serio, digamos. Que esta resistencia que se estaba organizando… sería matar gente… Cuando vivieron a buscarme a mí, yo había limpiado toda la parroquia… me cargaron en un camión con cosas, filas de soldado, con una frazada encima y fuimos a la Parroquia Universitaria… los militares entran y debajo de mi breviario, que yo no recitaba hace años, dos libritos de Mao… Nos pusieron en el Regimiento Chacabuco, postrado en el pasto… De repente, uno de los “milicos”[10] me toca con el pie y me dice: “Ahí está el gallo[11] con sus dos libritos de Mao”. Después, al mediodía más o menos, nos meten a todos, ya éramos unos 150, en camiones; nos llevaban al 4º Cartel de Carabineros, en el centro de Concepción. Estábamos todos en el patio y ahí empezaba ya la tortura… A mí me tomaron preso en Chacabuco, después en Carabineros… Después de ese asunto, el Provincial me vino a ver para llevarme a Santiago… El Cónsul belga de Concepción con el Padre Pedro Azócar, el Cura Párroco, me vinieron a decir: “Los militares te mandan para afuera a la brevedad posible”… Los Jesuitas me consiguieron un pasaporte limpio y yo puede salir de Chile…

R.P.: ¿Eso fue el año 1973?

T.M.: Sí, a mí me echaron a mediados de octubre… me fui a finales de octubre y me quedé unos 5-6 días donde los jesuitas en Perú… Entonces, volví a Bélgica, y aquí yo estuve un año totalmente desecho… No sabía qué hacer, estaba muy desorientado, mi vida no tenía sentido. Ir a un colegio de los jesuitas para educar a la burguesía, no. Predicar… ¿Cómo iba a predicar yo mis ideas de izquierda?... Después entramos aquí en el Movimiento Cristianos por el Socialismo.

R.P.: ¿Pero usted tuvo también una participación activa en Cristianos por el Socialismo en Chile?

T.M.: Claro que sí.

R.P.: Paralelamente a lo del MIR entonces…

T.M.: Muchísima gente nuestra se metió en el MIR, la mayor parte; algunos en la Democracia Cristiana y algunos en la Izquierda Cristiana[12]. Pero el MIR, evidentemente, frente al ambiente cristiano lo único que ellos conocían era Cristianos por el Socialismo, el movimiento ideal para infiltrar, digamos… En uno de los libros, yo estoy mencionado como miembro del Comité Central de Cristianos por el Socialismo. No [es verdad], porque yo me quedaba en Concepción. Pero… yo trabajaba más y más hacia un cristianismo de izquierda.

R.P.: ¿Qué lo atrajo del MIR?

T.M.: En el MIR había gente de extrema consecuencia con sus ideales… Mis propios alumnos más radicalizados estando dentro del MIR, hizo que yo entrara en ese ambiente. Estaba la Teología de la Liberación, y nosotros leíamos la Teología de Liberación. Eso nos ayudó también a meternos en la Revolución, con el libro de Gustavo Gutiérrez[13] en Perú, que fue el fundamento. [Pero] lo que nos llegó mucho más cercano, era el ejemplo de la gente mirista, que era gente consecuente.

R.P.: Un factor humano...

T.M.: Un factor humano. Y Allende. Nosotros decíamos: “Allende como gobierno hace más para los pobres que todos los gobiernos anteriores…”.

R.P.: Pero el MIR en cierta medida era una oposición de izquierda a Allende, ¿no?

T.M.: Era una oposición de izquierda, pero al mismo tiempo veían que en el movimiento de Allende había que meterse, para empezar a crecer ellos mismos. Por eso el MIR creció enormemente durante el gobierno de Allende e hizo frentes diferentes… Claro, oposición ideológica a la ideología socialista de Allende, pero no a la realización de lo que hacía paulatinamente su gobierno… Porque lo que a mí me contaron después es que la cúpula superior del MIR avisó a Allende múltiples veces: “Mira, te están preparando un golpe”.

R.P.: En todo ese proceso de Concepción, ¿cómo fue su relación con Cuba? ¿Conoció cubanos?

T.M.: Diversa gente, de mis alumnos, se fueron a Cuba, sin que yo lo supiera… A formase, porque yo me acuerdo que Carlos Díaz, que también fue a Cuba a formarse, me mandó una revista de los jesuitas en Cuba; eran súper atrasados, súper conservadores.         

R.P.: Y usted que estaba en CPS, ¿cómo reaccionaba ante la crítica de que en Cuba no había libertad suficiente para la religión? ¿Cómo resolvían ese dilema?

T.M.: Para nosotros, todavía eso no era problema, porque no nos dábamos cuenta, no conocíamos Cuba a fondo como para darnos cuenta de esa discusión. Por lo menos yo, no tenía idea. Me acuerdo que en 1972 hubo un encuentro durante unos 3, 4 días. Giulio Girardi[14], un teólogo italiano, estaba en esa jornada, y él estaba advirtiéndonos: “Cuidado con la gente que viene aquí desde Rusia”… Había en Rusia un movimiento de colaboración con los cristianos, pero totalmente organizado y controlado por el Partido Comunista. Fuimos con toda la “patota”[15] al campo, a un restaurante enorme, con 400 personas, donde Sergio Méndez de Arceo[16] hizo la eucaristía… Era el único obispo que venía a nuestras jornadas… y eso a mí siempre me dio mucho coraje, porque yo era, digamos, un soldado de segundo rango… Yo aprendí mucho de ellos, como aprendí de la Teología de Liberación de Gustavo Gutiérrez. Me sentía identificado, porque yo dije: “Este gallo escribe lo que yo siento, pero no había formulado todavía”. Resumiendo las experiencias muy brevemente: entramos al MIR en Chile por simpatía, por el trabajo de mis alumnos en el MIR, que me llevaron poco a poco a tener más y más contactos… era más bien una militancia por simpatía que por doctrina. Después profundizamos más y más, sobre todo la parte marxista… el análisis de la sociedad capitalista. Después, en Cristianos por el Socialismo fuimos creciendo lentamente [asumiendo] un cristianismo revolucionario y un marxismo concreto, [que] para nosotros es el PTB/PVDA.

R.P.: ¿Cuándo, en su desarrollo intelectual, se dio cuenta que el cristianismo y el marxismo eran compatibles?

T.M.: Eso lo aprendimos de Fidel… Fidel dijo volviendo a Cuba[17]: “Si todos los cristianos fueran como los Cristianos por el Socialismo, la Revolución sería invencible”… En otras palabras, los cristianos deberían ser profundamente revolucionarios.

 


[1] Movimiento inspirado en la Teología de la Liberación y que tuvo sus primeras expresiones en el gobierno de Salvador Allende en Chile (1970-1973), proceso en el que Toon Mondelaers jugó un rol importante. Después del Golpe de Estado de Augusto Pinochet en 1973, Cristianos por el Socialismo expandirá su influencia por el mundo, en particular en Europa.    

[2] El gobierno democratacristiano de Eduardo Frei Montalva fue electo cómodamente en 1964 con un programa reformista conocido como “Revolución en Libertad”.

[3] Roger Vekemans (1921-2007) fue un jesuita y sociólogo belga muy influyente en la conformación del programa político de Eduardo Frei Montalva. Se le atribuye el eslogan “Revolución en Libertad”.

[4] Ubicada en Santiago de Chile.

[5] Segunda ciudad más importante de Chile, ubicada a 500 kilómetros al sur de la capital Santiago.

[6] El MIR es un movimiento político de extrema izquierda fundado en Chile en 1965 y que fue muy influyente durante el gobierno de Salvador Allende. Inspirado en la Revolución Cubana, el MIR pregonaba una estrategia política radical, con alusiones constantes a la lucha armada. Con el tiempo, se articuló como una suerte de oposición de izquierda al gobierno de la Unidad Popular (UP). 

[7] El MAPU es un partido de izquierda compuesto, en gran parte, por antiguos militantes de la Democracia Cristiana chilena quienes, decepcionados con la política de Eduardo Frei, optaron por una línea más radical.

[8] Batista Van Schouwen (1943-1973) fue un destacado militante del MIR desde sus orígenes en 1965. Fue asesinato poco tiempo después del Golpe de Estado de 1973.

[9] Trabajo, misión. Expresión frecuentemente usada en Chile.

[10] Forma peyorativa para referirse a los militares.

[11] Un tipo, un individuo.

[12] La Izquierda Cristiana es un partido político creado en 1971, compuesto esencialmente de ex militantes del MAPU.

[13] Gustavo Gutiérrez es un filósofo y teólogo peruano, considerado como uno de los principales representantes de la Teología de la Liberación.

[14] Influyente teólogo italiano y gran difusor de las ideas de la Teología de la Liberación en Europa.

[15] El grupo, el conjunto de los participantes.

[16] Sergio Méndez Arceo fue Obispo de Cuernavaca (México) entre 1952 y 1982.

[17] Fidel Castro visitó Chile en 1971 y se reunió con los Cristianos por el Socialismo.

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